Por qué hay que vacunarse



En estos días, escuchamos en todos los medios una noticia que sonaba alarmista: volvió a haber un caso de sarampión en la Argentina. Una enfermedad que no escuchábamos desde hace años y que se había erradicado en el país. La beba que la sufrió evolucionó bien y ya le dieron el alta, pero hay algo de la alarma con la que, creo, nos tenemos que quedar. No por el sarampión en sí mismo, que puede prevenirse de una manera simple y efectiva: con una vacuna. Y el motivo de alarma es que justamente cada vez más gente cree que no hay que vacunarse.

Los organismos de salud nacionales e internacionales venían advirtiendo desde hace meses del riesgo de la reaparición del sarampión. Hay un grupo de niños que por edad no han sido aún vacunados, pero el gran problema de salud pública son los chicos que, con edad de inmunizarse, no lo han hecho porque sus padres, pudiendo vacunarlos, no lo hacen. Aunque a escala pequeña aún, el movimiento de los anti vacunas ya hace ruido, más fuere en algunos países de Europa y Estados Unidos, donde justamente reaparecieron primero los casos de sarampión. En estos días, un fragmento de un capítulo de Dr. House que circuló por las redes muestra la concepción que sostienen esos padres: que es un negocio de las corporaciones farmacéuticas. “Los ataúdes para niños son un gran negocio”, le retruca a la mamá anti vacunas el ácido médico (activen los subtítulos).



La cuestión es que no vacunar a tu hijo es una decisión que lo afecta directamente a él o a ella y a su entorno: se habla del efecto rebaño, un niño vacunado también protege a los que lo rodean. En este video, el investigador del Conicet Fabricio Ballarini lo explica claramente:



¿Por que entonces hay padres que reniegan de las vacunas? En un artículo en el que alerta sobre la responsabilidad de los medios en estos temas, la Fundación Nuevo Periodismo cuenta que el origen del movimiento anti vacunas se remonta 20 años a 1998. “La revista médica The Lancet publicó un artículo escrito por el doctor Andrew Wakefield, en el que se vinculaba con el autismo a la vacuna tripe vírica, que funciona contra el sarampión, la parotiditis y la rubeola. El artículo original está hoy en día disponible en la versión electrónica de la revista con una enorme advertencia en su título: RETRACTED (DESMENTIDO). Sin embargo, la desinformación referente a la vacunación sigue creciendo a niveles alarmantes casi 20 años después de que se publicara el controversial ensayo del doctor Wakefield”, describe. Y advierte que “la información poco fiable que han encontrado en Internet” hizo que muchos padres sostengan estas posturas sin asidero científico. 

La Organización Mundial de la Salud es categórica: “Las vacunas son seguras. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas (...) La mayoría de las reacciones a las vacunas son leves y temporales, tales como el dolor en el lugar de inyección o la febrícula (...) Es mucho más fácil padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna. Por ejemplo, la poliomielitis puede causar parálisis; el sarampión, encefalitis y ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación incluso pueden ser mortales. Aunque una sola lesión grave o muerte causada por las vacunas ya son demasiadas, los beneficios de la vacunación superan largamente los riesgos, y sin vacunas habría muchos más casos de enfermedad y muerte”.

Otro ejemplo de la importancia de la vacunación son las personas que murieron o tuvieron serias consecuencias por haber viajado a Brasil sin estar vacunados contra la fiebre amarilla. En al menos uno de los casos, el del joven que tuvo que ser trasplantado del hígado, no había recibido la información correcta sobre la vacuna. Eso, la información, es clave: ante la duda, consultar siempre con fuentes confiables (por ejemplo el sitio del Ministerio de Salud de la Nación o el de los Institutos de Salud de EE.UU.) y recordar cuáles son las vacunas que son obligatorias (y gratuitas) según el calendario oficial.



Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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