¿Se puede manejar el estrés?



Estrés es la palabra del siglo XXI. Todos vivimos estresados. Hombres, mujeres, chicos, grandes, ancianos. Nadie le escapa al estrés. ¿Es posible escaparle? 

Pero a lo mejor el estrés no es tan malo. Y más: hay especialistas que aseguran que el estrés es bueno y que el asunto sólo pasa por cómo lo manejamos. 

Eso es lo que propone el biofeedback, una corriente médica muy popular en Estados Unidos que en Argentina está teniendo cada vez más adeptos. Uno de quienes la defiende es Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés. El biofeedback consiste en analizar mediante sensores la reacción del cuerpo a los factores de estrés, y enseñarle al paciente a modificar las respuestas negativas a través de distintas técnicas, como la respiración y la relajación. 

Más allá del tratamiento y la aplicación específica en cada paciente, entender los fundamentos del biofeedback sirven para entender qué nos pasa ante el estrés y cómo manejarlo

“El estrés tiene mala prensa. No sólo es bueno, sino que nos ha permitido sobrevivir a los seres humanos hasta la actualidad”, empieza Laura Maffei, especialista en Endocrinología Clínica y miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología (SAEM), y una de las referentes en biofeedback en el país. 

La especialista explica que el estrés existe desde la prehistoria: cuando el hombre primitivo se enfrentaba diariamente a la amenaza de un animal salvaje, el cerebro enviaba una señal a las glándulas suprarrenales para que segregaran adrenalina y cortisol. Estas hormonas activaban una especie de “mecanismo de defensa” con el único objetivo de responder frente a ese peligro y buscar la autopreservación. 

Hoy, nos generan lo mismo que a nuestros antepasados. “Producen un aumento de la tensión arterial, de la frecuencia cardíaca, de la contracción muscular, la respiración, de la sudoración, agrandan las pupilas y mejoran la memoria. Gracias a estas acciones le cuerpo y la mente se preparan para enfrentar el peligro o huir de él”, explica. Una vez superada la situación de tensión, las hormonas del estrés bajan. 

Hoy nos encontramos con “mamuts” por todos lados: el trabajo, las obligaciones, la economía, la agenda de los chicos, el tránsito, el cumplir con todo. Más que factores de estrés, Maffei dice que son “alertas constantes que se tienen en la sociedad en que vivimos, que nos hacen sentir amenazados permanentemente. El aprender a manejar y reaccionar a estas alertas constantes es la mejor forma de optimizar el estrés y no permitir que se convierta en un estrés crónico, el cuál es sumamente perturbador para nuestra salud física y psíquica”.
Este año, una de las películas más taquilleras hablaba justamente de ese estrés crónico: en “Mamá se fue de viaje”, el personaje de Carla Peterson se encuentra sobrepasado por esas “alertas constantes”, como las llama Maffei. ¿Hay una cuestión de género en el estrés? ¿Las mujeres lo sufren más que los hombres?

Según la especialista, hombres y mujeres “tenemos formas y limites diferentes. A pesar de que las mujeres hoy trabajan a la par de los hombres, los trabajos científicos muestran que siguen reaccionando al estrés como en las épocas de las cavernas. Frente a una amenaza detectada por nuestro cerebro, éste da la orden a las glándulas suprarrenales para que fabriquen adrenalina y cortisol. Midiendo estas hormonas en un laboratorio de estrés se sabe que el hombre reacciona con un pico tres veces superior al de la mujer. Esta reacción servía para enfrentar a los animales salvajes. Cuando en ese mismo laboratorio se incorporaba su pareja a la prueba, la reacción al cortisol del hombre era menor, es decir, se estresaba menos, no así cuando se incorporaba un hombre. ¡En ese caso la respuesta era superior! En cambio, las mujeres tenían una reacción menos intensa y, al revés del hombre, incorporado a su pareja la reacción del cortisol, ¡era superior!”. 

Pero los estudios mostraron que esa reacción bajaba ante una compañía femenina. Lo que las mujeres, intuitivamente, ya sabemos y ponemos en práctica: las redes con otras mujeres para llevar adelante las complicaciones cotidianas. “En el 2000, autores como la Dra. Shelly Taylor describen la reacción protección-afiliación de la mujer, que viene también de estas épocas prehistóricas, como una alternativa a la reacción típica de lucha-huida observada en los hombres. La mujer debía cuidar de su embarazo y de la cría y entonces debía encontrar métodos de protección que no las expusieran a la extinción de la especie. De esta forma, la protección durante los momentos difíciles y la socialización con sus pares les daban mejor protección frente a las amenazas. Si hoy conservamos el placer de juntarnos con amigas, o de conversar con nuestra madre sobre nuestras cosas, esto tiene relación con la necesidad de juntarse entre ellas que tenían las mujeres de las cavernas para controlar el estrés que vivían frente a una amenaza. Las mujeres con otras mujeres pueden disminuir así su reactividad al estrés. ¡Hay que aprovecharlo!”, remarca, como una estrategia anti-estrés.

Maffei también sugiere otros tips básicos para manejar el estrés:

  • Salir a caminar y pensar cómo optimizarlo
  • Nunca dejar de hacer tres horas por semana de actividad física y priorizar una actividad placentera
  • Hacer pausas en el trabajo
  • Entrenarse en reconocer las situaciones estresantes paratener las mejores estrategias al enfrentarlas

Pero advierte que hay síntomas en los que se debe consultar a un especialista (como un endocrinólogo y un psicólogo entrenados en el tema): si hay pérdida de memoria, más irritabilidad, más enojo, pérdida de eficiencia o si uno se siente más deprimido. 

Y, por último, una advertencia para padres: los chicos también pueden ser afectados por el estrés “mal manejado”.  

“Se ha demostrado que los niños sedentarios y exigidos producen más cortisol que los que hacen actividad física al aire libre, como correr o andar en bicicleta. Los chicos de hasta 12 años son muy sensibles al llamado ‘derrame del estrés parental’. Las discusiones de los padres y las situaciones familiares los afectan particularmente hasta la adolescencia y es importante considerar estos aspectos, teniendo el mejor diálogo y los cuidados para propiciar su crecimiento saludable”, remarca.

Foto: Flickr / RenauldPhoto

Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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