Por qué no usar jabón antibacterial


“Lavate las manos” es una de las frases que las madres más repetimos a nuestros hijos. Sabemos que tener las manos limpias es fundamental para evitar enfermedades y siempre buscamos la mejor alternativa para asegurarnos de que las manitos de nuestros pequeños estén libres de gérmenes. Por eso, muchas veces recurrimos a productos especiales con la idea de garantizarnos una mayor protección. Un ejemplo de eso son los jabones antibacteriales, que seguramente la mayoría de ustedes habrán utilizado alguna vez. Pues bien, esos productos estarán, dentro de un tiempo, prohibidos en el mercado argentino. 

La Administración Nacional de Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) es el organismo del Estado nacional que regula justamente todos los alimentos, medicamentos y cosméticos que se venden en el país. Y acaba de publicar una nueva normativa que prohíbe la utilización en productos de higiene personal de sustancias antibacteriales. ¿Por qué lo hizo y qué alcance tiene la medida?

Primero, hay que aclarar que la restricción no se aplicará de manera inmediata, porque la industria tiene hasta dos años para adaptarse a la nueva norma, que alcanza exclusivamente a los productos de limpieza que se utilizan con enjuague, como jabones líquidos, jabones en barra, espumas y geles (no a las toallitas antibacteriales, el alcohol en gel o los productos específicos que se usan, por ejemplo, para la higiene hospitalaria). Estos artículos no podrán contener agentes antibacteriales como, por ejemplo, el triclosán, que es una sustancia muy utilizada. 

Ahora bien, si las bacterias son “malas” y causan enfermedades, ¿por qué prohibir el uso de sustancias que justamente matan estos microorganismos? La razón hay que buscarla en algo de lo que quizás escucharon hablar: la resistencia a los antibióticos. 

Los antibióticos son los medicamentos que se usan para tratar las infecciones bacterianas. El problema es que las bacterias mutan para responder a estos fármacos y, entonces, ya no les hacen efecto. Así, las bacterias se vuelven más resistentes y causan infecciones que a la vez son más difíciles que tratar, porque no responden a los antibióticos que existen para tratarlas. La Organización Mundial de la Salud emitió un informe a fines del año pasado en el que advirtió que la resistencia a los antibióticos es hoy uno de los problemas de salud más importantes a nivel global. 

La prescripción excesiva de antibióticos es una de las causas de haber llegado a esta situación. Por eso, se les pide a los médicos que indiquen antibióticos sólo en los casos necesarios. Y con los productos de higiene antibacterianos ocurre algo similar. 

En septiembre, la Food and Drug Administration, el equivalente de la ANMAT en Estados Unidos y el organismo de referencia mundial en la materia, emitió lo que llamó una “regla definitiva” sobre el uso de los jabones antibacteriales. La ANMAT se basa ahora en ese informe para sus recomendaciones, que van en la misma línea. 

Lo que dicen tanto la FDA como la ANMAT es que “no hay estudios clínicos que avalen una eficacia superior por parte de estos productos frente a los jabones no antibacteriales en la prevención de enfermedades o en la reducción del riesgo de infecciones cuando son utilizados en el ámbito del hogar y en lugares públicos”. Y no sólo eso: la exposición a largo plazo a los ingredientes activos que se usan en estos productos pueden generar resistencia a los antimicrobianos y también efectos hormonales. También explican que la población a la cual van dirigidos estos artículos son individuos por lo general sanos en los cuales el riesgo de infección es bajo. En síntesis: lavarse con un jabón antibacteriano no trae más beneficios que hacerlo con uno común.

En este punto, la ANMAT recordó otra recomendación que había hecho hace ya un año: las principales medidas para prevenir enfermedades infecciosas son el lavado frecuente de manos y la aplicación de vacunas. Lavarse las manos de manera correcta, con agua y un jabón común, es es suficiente para cumplir con esta indicación. ¿Cómo hacerlo bien? Hay que seguir estos 5 pasos:
  1. Abrir la canilla y mojarse las manos con un poco de agua.
  2. Enjabonarse las manos completamente, frotándose bien toda la superficie: palmas, dorso, entre los dedos, y también en las muñecas.
  3. Todo este proceso de lavado debe durar 20 segundos. Una forma simple de calcularlos es cantar la canción “feliz cumpleaños”.
  4. Enjuagarse las manos con abundante agua.
  5. Secarse las manos con una toalla limpia, una toalla descartable o un secador de aire. 


Y también viene bien recordar cuáles son los momentos del día en que hay que lavarse las manos:

Antes y después de manipular alimentos y/o amamantar.
Antes de comer o beber, y después de manipular basura o desperdicios.
Después de tocar alimentos crudos y antes de tocar alimentos cocidos.
Después de ir al baño, sonarse la nariz, toser o estornudar y luego de cambiarle los pañales al bebé.
Luego de haber tocado objetos “sucios”, como dinero, llaves, pasamanos, etc.
Cuando se llega a la casa de la calle, el trabajo, la escuela.
Después de haber estado en contacto con animales.
Antes y después de atender a alguien que está enfermo o de curar heridas.


Por último, les dejo también el link de la resolución de la ANMAT, donde en los anexos pueden consultar cuáles son los principios activos que desde ahora deberán limitar los fabricantes de jabones. 







Adriana Santagati

Soy periodista desde hace 20 años y mamá desde hace 10. Edito en Clarín Sociedad, soy blogger en Disney Babble y escribo en Ciudad Nueva. En este blog recopilo noticias, consejos, experiencias y reflexiones sobre todo lo que nos atraviesa en nuestra vida cotidiana (y en especial en la maternidad/paternidad).

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